Lothar Hempel Alphabet City
«Franck Scurti»
Exit express, Madrid, Mars 2007
Instalado en un antiguo mercado industrial, le Centre d'Art Contemporain du Magasin
dispone de una vidriera monumental suspendida sobre un gigantesco espacio de
exposicion Ilamado La rue, pretexto desde 1986 para encargos específicos.
Franck Scurti ha tomado de forma literal esta particular localizacion proponiendo
un conjunto de esculturas e intervenciones murales "de calle", especialmente
creadas para la ocasión, que retoman una tipologia de las formas perennes
del arte en el espacio publico, como por ejemplo monumentos vagamente abstractos,
minimalistas o antropomorficos, del tipo de los que encontramos en numerosos
jardines, plazas, rotondas. Modelización artificial de los patrones de
cierta escultura falsemente popular, con una factura indefinible entre las apuestas
formales de la modernidad y funcionalismo decorativo del mobiliario urbano.
Hay una innegable provocación en esta forma de hacer penetrar por la fuerza
estas formas triviales de la creacion en el espacio institucional del arte. La
ironia critica reside precisamente en la mise en abyme de la nociôn de
degradacion estética yuxtapeniendo, sin jerarquias, la degradacion del
paisaje urbano por estas obras en desuso y la de estas mismas formas por los
tagers intempestivos. Ni confrentacion, ni oposicion, sino una asimilacion en
forma de palimpsesto de dos modos de expresion que reflejan posiblemente una
misma dictadura visual de gusto discutible. Además, los tags, multi-firmas
logotipadas, se revelan emocionantes, mas alla de su vandalismo contestatario,
en su voluntad desesperada de imponer una marca identitaria en el seno de un
espacio pûblico normalizado, de la misma forma que la escultura oficial
impone a menudo el sello de una individualidad en el seno de la comunidad. Tanto
uno como otro se revelan absolutamente anonimos por la uniformidad de los codigos
utilizados.
Mas alla del gag subversivo, apostemos a que esta propuesta revela en el artista,
si no es amor, al menos una especie de solidaridad por estas formas admitidas
de arte publico. De hecho, estas esculturas sencillas, evidentes, en absoluto
misteriosas, que no disimulan gran cosa ni de su estructura ni de su significacion,
proceden, come siempre en Scurti, de una reflexiôn en acto sobre la ontologia
del objeto de arte. La escultura publica degradada, soporte de una nueva comunicacién
incontrolada, podria asi remitir a la nocion de creación colectiva. Intervencion
de subjetividades sobre subjetividad. Reparto de respensabilidades estéticas.
Una cuestion que interesa forzosamente a un artista que revindica permanente
la ausencia del estilo. El arte publico opera igualmente al frente de otro campo
de tension que Scurti cuestiona: la confrontacion del objeto de arte con la realidad
cotidiana. En una linea tipo Duchamp, interrogar a la ultradelgada plusvalia
artistica de la escultura, que mide su capacidad de infiltración a riesgo
de su solubilidad en la banalidad de las formas prosaicas. La demostracion es
aqui voluntariamente brutal. Globalmente, ademas, podriamos afirmar que el trabajo
esencialmente escultorico de Scurti depende de la performance. Una práctica
del gesto reactivo, que opera en una temperalidad inmediata, como aqui lo hace
con esta táctica elemental de encuadre y desplazamiento. Pero la factura
extremadamente precisa y cuidada del conjunto, que rechaza toda desenvoltura,
prueba la resistencia de la idea a su extrusion espacial en el lugar del arte.
Guillaume Désanges